COMUNICADO DE MOCEOP SOBRE LA ENCÍCLICA “FRATELLI TUTTI”

(Publicado el 20 de OCtubre de 2020)


Con gran satisfacción hemos recibido la encíclica “Fratelli tutti” de Francisco sobre la fraternidad y la amistad social, inspirada en S. Francisco de Asís. La carta rezuma valores evangélicos y nos actualiza el mensaje de Jesús para nuestro mundo actual desde lo personal, lo cotidiano, la política y las instituciones. Se trata de una opción profética, social y política (en el sentido más pleno de la palabra).

Es un texto esperanzado, que frente a las sombras de un mundo cerrado nos estimula a gestar un mundo abierto para todos con sentido universal; con el impulso comunitario se puede lograr una vida más digna y más bella donde todas las personas tengamos tierra, techo y trabajo, porque estamos convencidos de que o nos salvamos todos o no se salva nadie.

Apoyamos las palabras de Francisco porque transmiten convicción, humanidad, claridad. Podríamos decir que nos confirma en nuestra fe en el hermano, en el cuidado al herido, en la ternura social y política, en la propiedad privada con función social, en la dignidad de la vida sin pena de muerte y sin cadena perpetua, en la paz social y política sin peleas ni discusiones estériles.

En la encíclica Francisco pregunta varias veces para confrontar a los lectores consigo mismos: ¿qué puedo hacer yo en democracia, economía, justicia, derechos humanos, respeto? Ante este recordatorio de actitudes evangélicas nosotros nos preguntamos: ¿podríamos pasar de largo y no apoyar y difundir esta carta papal cuando llevamos años soñando con una sociedad apoyada en la libertad, igualdad y fraternidad, como reclama Francisco y como Jesús anuncia en su Evangelio?

Por eso desde MOCEOP valoramos enormemente esta encíclica por su gran contenido social. De llevarse a cabo el Mundo sería muchísimo más habitable, fraterno y justo sin duda, pues el Reino de Dios que predicó Jesús se cumpliría en nuestro Mundo actual. Habla del “amor político” como forma de participación, no tanto en la política partidista, cuanto en la participativa: valora los movimientos populares como “poetas de lo social”; hace falta soñar otro mundo posible y hacerlo desde abajo: “sin ellos la democracia se atrofia”.

Pero aun valorando positivamente esta encíclica, pensamos que falta aplicar todo esto al interior de la Iglesia, de lo que Francisco apenas dice nada.

No puede haber relaciones fraternas en la Iglesia ni amistad social cuando existen jerarcas con posturas dictatoriales, sin admitir el diálogo, y se comportan como dirigentes superiores más preocupados por las operaciones inmobiliarias y financieras que de llevar a cabo una labor pastoral, siendo, como son, unos hermanos más con todos sus hermanos.

Para lograr la fraternidad y la amistad social en la Iglesia habría habría que cambiar algunas estructuras y modos de actuar eclesiales que constituyen “sombras de un mundo cerrado” como el Estado Vaticano, el Papa como jefe de Estado, nunciaturas, concordatos, privilegios financieros, títulos y tratamientos eclesiásticos, derecho canónico, liturgias ancestrales, dogmas inamovibles, propiedades y riquezas, desigualdad de la mujer, pues es escasa o nula la referencia a la perspectiva de género en todo el documento y que se cumplieran los derechos humanos dentro de la Iglesia

Habría que sacar conclusiones de esta encíclica para aplicarlas a la Iglesia.

Agradecemos a Francisco que nos haya regalado esta magnífica encíclica tan social, tan llena de valores evangélicos y tan necesaria para ser aplicada en nuestro Mundo. Le animamos en su impulso renovador…

Animamos a todos a su lectura para procurar llevarla a la práctica.