Los abusos sexuales, especialmente los que se cometen contra menores y personas vulnerables, son una grave violación de los derechos humanos, un gravísimo delito y un horrendo pecado. La falta de investigación sobre estos abusos y su negación o minimización por parte de la jerarquía de la Iglesia Católica española, es una vergüenza absoluta, una ofensa al Evangelio y un gravísimo pecado de omisión. Constituye además un delito de encubrimiento…